¡Adios amiga!

Tarja era mi perra. Ella fue la mejor perra del mundo. Me acompañó en todo momento. 
Cuando estuve enfermo estuvo ahí, cuando estuve triste estuvo ahí, cuando grabé mis discos estuvo ahí, toda la noche, todas las noches.
Un día antes de casarme bailamos "Perfume de Gardenias", cosa de la que se reían mis amigos cuando se las contaba, pero fue cierto.

Tarja era mi perra y gracias a ella estoy vivo. Me despertó cuando había una fuga de gas, si no hubiera estado tan insistente yo no hubiera despertado jamás. Estuve muy enfermo por el gas que respiré pero me recuperé. Fue ahí cuando le prometí que algún día la llevaría a la playa. Y cumpli.

A Tarja le gustaba caminar en el parque y le prometí que un día tendríamos una casa cerca de un parque. Y cumplí.
Le gustaba acostarse a la sombra de un arbol que está cerca de mi casa mientras Aretha corría como enajenada por todas partes siendo observada con atención por Tarja, tal vez recordaba cuando era joven y era igual de inquieta. Pero no, Tarja no solo fue inquieta, a veces parecía poseída mientras corría chueco con la lengua de fuera feliz porque me veía entrar por la puerta de nuestro hogar.

Tarja nació el 15 de julio del año 2001 y murio el 29 de enero del 2014. Mas de lo que normalmente un labrador vive. Y es que no se quería ir. Era muy feliz.

Tarja se enfermó y se agravó pronto, tanto que decidí que su sufrimiento debía terminar. Pero no estuvo sola. Le rasqué su cabecita mientras le inyectaban el liquido que la haría dormir para siempre. Tuve que salir un momento del cuarto porque no se quería ir. Y es que era muy feliz.

Cuando regresé ahí estaba. Tranquila por fin, sin dolor, como cuando estaba profundamente dormida.
En mi despedida le hice recordar los atardeceres que tanto le gustaron en la playa y que contemplaba como si quisiera grabarlos en su memoria. Recordamos los atracones de comida que se dió en sus 12 cumpleaños.

Le dije que la extrañaría pero que ella ya me había cuidado por mucho tiempo y era hora de descansar. Ahora yo tenía que cuidar a alguien y que algun día yo me iría también.

¿Cuánto entiende un perro? Nadie lo sabe. Pero me gustaría saber que mucho, al menos eso pareció. Vi en su mirada la tranquilidad que no había tenido en días por el dolor de la enfermedad. Como si supiera lo que estaba pasando. Como si supiera que nos estábamos despidiendo.

Tarja fue mi perra. Y yo fui su humano. Y la pasamos muy bien juntos. Ahora es tiempo de aprender a vivir sin ella. Ella ya no siente dolor. Ya no tiene hambre. Ya no tiene frio. Ya no es parte de mi mundo pero me deja una extraña tranquilidad, algo que me dice que lo hice bien. Cumplí mi parte y la cuidé bien. La hice feliz y se fue bien.

En su cuarto encontré una caja llena de escritos. Son historias para su blog. Grité de emoción. Seth podrá saber quien fue y porque era tan especial.

Tarja era mi perra y la voy a extrañar. Ya la extraño.

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